Ejercicio

A principios de temporada, el nuevo entrenador de cierto equipo de fútbol profesional ha puesto en práctica una política consistente en que, tras cada partido, elogia públicamente a aquellos de sus jugadores que han tenido una buena actuación. Por el contrario, critica abiertamente a los que han jugado por debajo de lo que se espera de ellos. Tras varias semanas aplicando este método, ha venido observando que de forma bastante sistemática sus jugadores suelen empeorar tras una buena actuación y mejorar después de haber jugado mal. El entrenador está empezando a pensar que sus elogios llevan a los chicos a relajarse y rendir menos, mientras que sucede lo contrario cuando les critica. ¿Está usted de acuerdo? En consecuencia, ¿qué política le aconseja emplear?

Análisis

La observación es explicable como un simple fenómeno de regresión a la media.  Si el rendimiento tiene un componente aleatorio, es de esperar que los rendimientos anormalmente buenos vayan seguidos de un descenso y viceversa, es decir, que se observe una mejoría tras los anormalmente malos.  Todo ello aunque los elogios y críticas carezcan de efecto.  Por lo demás, es de esperar que los elogios y críticas merecidos (acordes con el verdadero rendimiento) motiven un mayor esfuerzo y rendimiento, siempre que éste no sea puramente aleatorio y se vea positivamente influido por el esfuerzo. Por un lado, los comentarios del entrenador contienen información sobre el rendimiento real de los jugadores, variable que éstos sólo conocen de forma imperfecta. Por otro, en la medida en que dichos comentarios constituyan una compensación por el esfuerzo anterior de los jugadores, promueven que éstos se esfuercen más en el futuro.  Por ambos motivos, la política del entrenador es apropiada. Al menos, siempre que tanto el entrenador como los jugadores sean lo suficientemente racionales para aprender a ponderar (y no elogiar ni interpretar como resultado del esfuerzo o la valía personal) el componente aleatorio del rendimiento.



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